ByB
26 abr 2023
El alcalde de Barbará, Xavier Garcés, el concejal de la Policía, Sergio Montero, y el concejal de Cultura, Joan Muñoz, deben dimitir de forma inmediata por complicidad y amparo de la violencia fascista ejercida contra Vox por EAB-CUP y sus grupos vasallos el día de San Jordi
Quizás la característica principal de la Misericordia de Dios es que es infinita. Esto significa que no existe pecado, por terrible que sea, que el Señor no pueda perdonar completamente, porque Su Amor es infinitamente más grande que el más horrible de los pecados humanos. Sin embargo, eso no significa que la Misericordia Divina no tenga límites, que su capacidad de perdonar se dé siempre y de forma ineludible, sea cual sea el comportamiento del pecador. Dicho de otra forma, la Misericordia de Dios no depende de la gravedad del pecado, sino de la actitud del pecador que debe reconocer explícitamente sus faltas, pedir perdón desde lo más hondo del corazón por ellas, manifestar su voluntad de convertirse, y entonces sí, dejarse curar por la Bondad Inconmensurable del Creador.
Solo con un acto de absoluta sinceridad del penitente, Dios puede hacer brotar la Fuente de Misericordia Infinita, capaz de salvarnos de nuestras propias miserias. Por eso el único pecado que seguramente Dios, no es que no pueda, sino que no quiera de ninguna forma perdonar, es la falta de sinceridad, la hipocresía de quienes se consideran a sí mismos mejores que los demás. La misma de aquellos fariseos a los que el Señor llamó sepulcros blanqueados, y cuya hedionda podredumbre, oculta tras una apariencia de falsa beatitud, Le repugnaba en lo más hondo de Su Espíritu.
Este preámbulo teológico viene a colación del lamentable día de Sant Jordi/San Jorge celebrado el pasado domingo 23 de abril de 2023 en la Plaza del Ayuntamiento de Barbará. Aunque más que de celebración habría que hablar de coacción, porque eso fue lo que pasó el domingo en Barbará. Un día en el que debería primar el amor y la cultura se transformó en una jornada dedicada al odio y la exclusión, gracias -o desgracias- a la campaña orquestada por un grupo (o más bien un conjunto de grupos) que hacen de la violencia su mensaje y del señalamiento su forma de eliminar a quienes no comparten su visión totalitaria.
Que un partido como la CUP, o con su máscara local autodenominada -supoonemos que para disimular- EAB-CUP, uno de los responsables del golpe de Estado de 2017 contra nuestra Democracia, junto con la extrema derecha nacionalista de Junts y ERC, y cuyas juventudes de Arran se dedican sistemáticamente al terrorismo urbano para amedrentar a los no nacionalistas, lidere un supuesto movimiento democrático contra el fascismo sería grotesco, sino fuera por lo terriblemente trágico que supone para los verdaderos demócratas. Que son quienes sufren (sufrimos) su violencia, su odio hispanófobo y su racismo lingüístico contra quienes amamos tanto nuestra hermosa lengua catalana como nuestra preciosa lengua española, idioma común de todos los españoles y que nos une a América y al mundo entero, y que es sistemáticamente reprimida, prohibida y denigrada en Barbará y en toda Cataluña por el fascismo lingüístico y la xenofobia antiespañola imperante, enmascarados de un pseudoprogresismo mentiroso, insultante y agresivo.
Sin embargo, siendo esto gravísimo, no es ni de lejos lo peor de los sucesos de este pasado y desdichado San Jordi. Y es que la ignominia se ha amplificado por el apoyo que esta panda de proterroristas hispanófobos han tenido por parte de partidos y asociaciones, supuestamente culturales y cívicas, con apariencia de respetabilidad entre la pseudoprogresía ultranacionalista predominante en nuestra tierra.
Que ERC, que mantuvo contactos con Mussolini para instalar el fascismo antiespañol en Cataluña; que contó con un presidente, Heribert Barrera, que decía que “la inmigración es la principal amenaza de Cataluña” ; y cuyo presidente actual, Oriol Junqueras - uno de los principales culpables del golpe de Estado e indultado por el gobierno del PSOE- escribió sobre las diferencias genéticas entre los catalanes y el resto de los españoles; que este partido, que lleva el racismo inscrito en lo más profundo de su ser, en sus genes, por decirlo a la manera del golpista Junqueras, se proclame antifascista no revela solo un cinismo aberrante y perverso, es también la demostración palmaria de cómo se ha instalado la mentira y la inmoralidad más depravada en la sociedad catalana, después de más de 40 años de nacionalismo obligatorio y manipulador de la auténtica Memoria Histórica.
Que Junts y otros sarpullidos postconvergentes - entre los cuales, por cierto se adscribe el PDCAT del que ha formado parte la exalcaldesa y actual candidat Silvia Fuster- se autoproclamen antirracistas cuando su sumo sacerdote, el evasor fiscal Jordi Pujol, decía que "el hombre andaluz (...) es un hombre poco hecho (...) que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual" y que "constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España"; que este partido, cuyo último presidente, Quim Torra, ha llamado “bestias taradas” a los castellanohablantes, esto es, a más de la mitad de la población de Cataluña, mientras sigue enriqueciéndose indignamente a costa de todos los catalanes, y del conjunto de los españoles, se declare antirracista, revela el estado de indigencia moral de una comunidad autónoma absolutamente devastada por el separatismo auténticamente racista de Pujol y sus acólitos, principal responsable del latrocinio material y moral de nuestra comunidad autónoma en las últimas décadas.
Que los que nos han llamado, y nos siguen llamando, a quienes no adoramos al becerro de oro nacionalista (o más bien de estiércol): charnegos, ñordos, colonos, botiflers, inadaptados y demás lindezas racistas, den clases de antifascismo, es el ejemplo más pútrido de la manipulación de la realidad que los auténticos fascistas han conseguido implantar en nuestra desdichada región catalana, durante sus más de 40 años de poder en la Generalidad. Unos auténticos fascistas -estos sí, con todas las letras- por más que se autoproclamen “de izquierda, progresistas, catalanistas o, sobre todo, antifascistas (¡ja!)” y que cuentan en Barbará con la enorme baza del gobierno del PSC, que se ha unido y ha adoptado plenamente la ideología de los totalitarios, como se ha demostrado el lamentable día de San Jordi que han perpetrado con el apoyo entusiasta de los socialnacionalistas.
Que el alcalde de Barbará, Xavier Garcés, se paseara alegremente con sus zapatillas rojas, cual Moira Shearer danzando al ritmo socialnacionalista, por la plaza del Ayuntamiento sin evitar la violencia y el señalamiento, al más puro estilo nazionalsocialista, de Vox por parte de la CUP y sus acólitos (desde la ultraderecha golpista de ERC y Junts, a EUiA - o como ahora se llamen los nacionalcomunistas- y Podemos -o como ahora se presenten los nacionalpopulistas-, pasando por la Plataforma Ciutadana per Barberà y el partido de su ex líder, socios de la CUP cuando gobernaron), es el ejemplo más acabado de la degeneración de la política en nuestra ciudad.
Que el concejal de la policía local, Sergio Montero, deambulara sonriente ante las pancartas que escupían sus mensajes de odio justo delante de la Parroquia de Santa María, sin que ni un solo agente protegiera la seguridad de los amenazados, es la imagen más elocuente de la exhibición impune de la maldad con el beneplácito cómplice del poder.
Que el concejal de cultura, Joan Muñoz, permitiera convertir un día que debería ser el del amor, de la cultura y la celebración de nuestras dos lenguas, el catalán y el español, en un aquelarre de odio hispanófobo y de violencia sectaria, es el ejemplo más infausto del triunfo de la maldad ante la representación misma de la Verdad, la Belleza y el Amor, que es la imagen de la Inmaculada Madre de Dios, la Santísima Virgen; porque también Ella -y especialmente Ella- ha sido insultada en un día que debería ser de profunda alegría cristiana, transformado en un domingo aciago por la idolatría nacionalista.
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Es por este atropello infame de la libertad de expresión y de la pluralidad política que garantiza la Constitución española, esa misma Constitución que odian los separatistas por democrática y por española, que desde Barberà y Badia pedimos públicamente la dimisión del alcalde de Barbará, Xavier Garcés, y los concejales Sergio Montero y Joan Muñoz, máximos responsables de la vergüenza, la violencia y la imposición fascista intolerable perpetrados por EAB-CUP y sus grupos vasallos y, por desgracia, apoyado por asociaciones supuestamente cívicas y culturales, que se han aprestado a colaborar en este desventurado día de San Jordi perpetrado con la hedionda hipocresía de los auténticos fascistas.
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